PERSONALIDADES TIPO B, C Y D
El anterior artículo hablamos de la personalidad tipo A como aquella que tendía a los problemas cardiovasculares a consecuencia de ser una persona muy exigente consigo misma, competitiva y con alto nivel de estrés. En esta ocasión hablaremos de las personalidades tipo B, C y D.
La personalidad tipo B es opuesta al tipo A. Son personas que disfrutan de su tiempo libre, seguras de sí mismas que ven las situaciones conflictivas o de estrés como una oportunidad de cambio. Es una persona asertiva, que expresa lo que siente y desea, gestionando de forma óptima sus emociones. En estos casos no se ha demostrado que se asocie a ninguna enfermedad, al contrario, parece asociarse a un buen estado de salud, mostrándose un factor protector frente al estrés y los trastornos de ansiedad.
La personas tipo C se caracterizan por ser por poco asertivas, o como se suele decir, no saben “decir no” y les cuesta marcar los límites. Anteponen los deseos de los demás a los suyos propios y les cuesta expresar sus emociones, en concreto las negativas (enfado, ansiedad, desagrado, tristeza…), haciendo que eviten situaciones que puedan derivar en emociones negativas, tales como conflictos. Las emociones positivas suelen mostrarlas en exceso, mostrándose muy amable y preocupado por agradar a los demás y que se sientan cómodos. Algunas investigaciones han encontrado que las personas con personalidad C tienen mayor tendencia a enfermedades como el cáncer y la depresión.
Las personalidades tipo D tienden a inhibirse socialmente, generando falta de apoyo social. Es una persona con pocas habilidades sociales y poco asertiva. Tienen tendencia al pesimismo, prestando especial atención a los sucesos negativos que ocurren. Esto hace que tiendan a las emociones negativas con gran facilidad, haciendo que pocas veces se sienta feliz consigo mismo. Estas personalidades tienen una tendencia a sufrir enfermedades como depresión y ansiedad. Además, según han demostrado algunos estudios, la inhibición social sumada al exceso de emociones negativas multiplican las probabilidades de sufrir problemas cardiovasculares.
Como ya hacíamos ver en el artículo anterior, todos estos tipos de personalidades son susceptibles al cambio. Esto implica que, aunque detectamos que nuestra personalidad se enmarca dentro de algún tipo, podemos modificar nuestra conducta y nuestros pensamientos para conseguir gestionar mejor el estrés, gestionar mejor nuestras emociones o desarrollar nuestras habilidades sociales.
Link al artículo anterior "¿QUÉ ES LA PERSONALIDAD TIPO A?"