Existen varios motivos por los que una persona decide ir al psicólogo:
1) Cuando el malestar provocado es muy alto y ya no es capaz de gestionarlo por sí mismo.
2) Cuando un familiar o amigo le anima u “obliga” a que acuda.
3) Cuando queremos mejorar cualidades o solventar dificultades incipientes.
Este último caso suelen ser personas que con rapidez obtienen resultados, pues la problemática no suele estar cronificada
Los casos en los que la persona viene obligada o aconsejada, ésta puede tener poca motivación para el cambio, lo que puede hacer costoso el proceso que lo posibilite.
En el primer caso, los psicólogos nos encontramos con un hándicap frecuente: la persona lleva mucho tiempo con ese problema, llegando incluso a ser algo crónico, y ninguna de las soluciones que hasta ahora ha intentado le ha funcionado. Esto hace que la terapia tenga mayor duración y que los resultados sean más lentos, ya que la persona ha instaurado hábitos en su rutina que pueden ser difíciles de modificar.
Por ejemplo, hay pacientes que a pesar de mostrarse ansiosos durante bastante tiempo, no es hasta que no empiezan a tener crisis frecuentes cuando acuden al psicólogo. Es decir, lo que comienza con problemas de ansiedad se acaba convirtiendo en un trastorno de ansiedad. Como este caso existen muchos otros, por eso es importante tomar medidas desde el principio y acudir a un profesional que evalúe nuestras necesidades y favorezca una vida saludable.
Hagamos un símil: Cuando notamos cualquier bulto en nuestro cuerpo enseguida nos alarmamos y acudimos al médico (y muy bien hecho), porque sabemos que si fuera un tumor cuanto antes se detecte y antes comience su tratamiento más garantías de éxito tendremos. En el caso de la psicología sucede exactamente igual: cuanto antes acudamos a un profesional, más garantías de éxito. Y en este punto es importante saber a quién debemos acudir. Si el dolor es de muelas, será mejor decisión ir al dentista que a un nefrólogo. Si nuestros síntomas son ansiosos o depresivos la mejor decisión será acudir a un psicólogo para que realice una valoración adecuada, ya que son ellos los expertos en estas áreas.
Os animamos a que en caso de dudas acudáis a un psicólogo o a vuestro médico de cabecera para que os pueda derivar y daros toda la información al respecto.